A la inversa
A la inversa
Cuando paso el valle del esplendor
no tiembla mi afán en consumir las horas
en valadies gestos que consumen la esencia
del acto de existir: El tiempo y la posibilidad.
A medida que avanza el día de la vida
se abre la conciencia de aquello
que habiendo estado ya no está.
Entonces se apura el paso
para remediar el descuido.
Pero el regalo del tiempo no se estira,
solo puedo quizás hacer, del remanente,
un existir de calidad.
El camino que se estrecha se anda
con pausa y la soledad que temía,
como perro fiel, ya anda de amiga de mi sombra.
¿Será acaso el tiempo de la melancolía?
Cada cual puede responder a su modo.
Pienso que este momento lo ha vivido
tanta humanidad que doctrinas sobran
para poner en práctica.
¿Trasciende la vida?
¿Que encontraré al final cuando escale
la última cima?
A mis pies se abre una ventana de luz
en el muro sólido y oscuro de la noche,
al otro lado me veo pequeño e inocente.
Parece que comienzo lo que ahora termina,
o quizás comienzo lo que termina después.
¡Qué maestro ideó este rompecabezas!